“Cuando
logras que tu ojo sea una cámara estás componiendo todo el día”
Con varias capas de abrigo por
el frío otoñal, y viéndose alto aun estando sentado en una de las mesas de un
local del mall Costanera Center se encuentra Sebastián Oria. Oriundo de
Quilicura, el fotógrafo y estudiante de ingeniería comercial de 24 años deja
ver su barba tras su bufanda al beber un sorbo de su café y se dispone a contar
su experiencia fotografiando al equipo de sus amores: la Universidad de Chile.
¿En
qué momento empezó a interesarte la fotografía?
Yo soy un sujeto de cancha,
toda la vida he ido al estadio y me apasiona la “U”, y siempre veía a esos
caballeros con sus “tubos blancos” y me llamaba la atención lo que hacían. Fui
creciendo y ya a los 18 años pude comprarme mi cámara, muy básica, pero así me
fue picando cada vez más el bichito de la foto, pero antes de llegar a ser
fotógrafo deportivo trabaje en la producción de la radio Todo Bulla, ahí me
acreditaron como periodista. Por ese medio fui a un partido de la Copa
Libertadores el año 2013 y entré de colado, sin saber los protocolos, sin
conocer a ningún fotógrafo, sin saber nada; de hecho en ese primer partido el
cuarto árbitro me quiso echar de la cancha porque no sabía dónde pararme (ríe).
¿Has
trabajado con otros temas?
Trabajo harto foto de
productos, pyme, restaurantes, recitales, diversas cosas. Me tocó viajar con la
selección el año pasado en mi primera experiencia trabajando para agencia, fue
algo entretenido.
¿Cómo
ha sido trabajar retratando al equipo que alientas?
Es un sentimiento bien
extraño. Yo era bastante pasional en el tema de la “U”, pero trabajando ya con
esto se te enfría un poco el sentimiento y se te hace más racional, en el
sentido de que si alguien te dice “oye tu equipo es malo”, está bien, es
fútbol, el fútbol es cíclico. Ahora, trabajar con esto te hace vivir otras
cosas, como la posibilidad de gritar los goles con los jugadores, el sentir los
pasos en el pasto es algo impresionante. Lo mismo que sentir lo que siente el
jugador en la cancha, porque no es lo mismo escuchar los cánticos en la galería
que en el centro de todo.
¿Cómo
llevas la relación con los jugadores estando tan cerca de ellos?
Por ejemplo, yo no tengo fotos
con jugadores, sólo con Gonzalo Espinoza porque tuvimos como un feeling cuando lo presentaron y al fin y
al cabo se hizo una amistad. Pero los jugadores llegan a ser compañeros de
trabajo tuyos, entonces tienes que estar siempre con una altura de miras,
aunque sea la única vez en tu vida que lo vas a ver. Ha habido jugadores que
quizás no vuelva a ver, como Luis Suárez o Radamel; son jugadores que a la
semana de que les tomaste la foto los estás viendo en el Sport Center. Es muy
lindo trabajar con esto, te hace ver el fútbol de otra forma.
¿Has
tenido alguna influencia o modelo a seguir?
Yo nunca estudié fotografía,
pero uno de mis primeros acercamientos a ella fue gracias a uno de mis mejores
amigos, el Matías González. Él es fotógrafo de bodas y lo ha dejado todo para
dedicarse a su arte, con 24 años se pasea por Nueva York y los mejores hoteles
de Estados Unidos de costa a costa. También me centro en el trabajo de otros
fotógrafos, intento meterme en la cabeza de ellos, intentar captar como se tomó
tal foto, si ocuparon el ISO en tanto, el diafragma en tanto, la velocidad de
obturación en tanto. Al fin y al cabo, cuando logras que tu ojo sea una cámara
tú estás componiendo todo el día. El ojo del fotógrafo es muy crítico, así uno
va aprendiendo en esto que es tan abstracto. Acá no hay una foto correcta o
incorrecta, si tu foto transmite y quien la recibe entiende lo que querías
transmitir puedes darte por pagado.
Me
dijiste que no estudiaste fotografía, pero igual manejas hartos aspectos
técnicos.
Eso se va aprendiendo con el
tiempo, disparando y viendo fotos. Además tienes que tener una buena relación
con tus colegas como en todo ámbito; si están ahí antes que tú es por algo, y
si todavía se mantienen ahí también es por algo. Igual hay muchos viejos que
llevan años en esto y que a nosotros los pendejos
te hacen ser más celoso de su técnica y solo te queda ver su trabajo final.
Pasa que te discriminan por no haber estudiado la fotografía, pero hay tantos
casos de querer es poder y de ser autodidacta, de formarte tú el ojo crítico y
agudo.
¿Cuál consideras como tu mayor logro a lo largo
de tu carrera?
La verdad yo nunca pensé que
mis fotos iban a estar publicitadas en un quiosco, ir por la calle y verlas. Como
te digo, yo no estudié esto, llegué de puro metido y en general yo soy muy
movido, estudio, trabajo y además está la foto, y las tres cosas las quiero
hacer bien. Entonces llegar a ver tu foto publicitada en una revista o como
portada es algo que quizás ves reservado para quienes ya están apitutados o en grandes agencias. El
tema es que uno tiene que hacerse un espacio; pero para mí, ver una revista
física en la calle y que en los créditos diga Seba Oria era fascinante. Cuando
llegó esa revista al negocio que está cerca de mi casa quedé shockeado, que lo que uno logra
transmitir llegue a ser materializado es muy lindo.
Terminándose
la conversación, Sebastián se levanta y se despide sonriente, no sin antes
dejar en claro que ha cumplido sus metas cercanas, y que las próximas se
encuentran principalmente en otros deportes y en el mundial de Qatar. No piensa
de aquí a diez años más, sino que lucha por sus ideales a corto plazo.




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